martes, 23 de enero de 2024

Capítulo 5 La evolución de la Real Fábrica




Capítulo 5 La evolución de la Real Fábrica
La situación durante el periodo estudiado, de la Real Fábrica de Loza y Porcelana de Alcora, paso por periodos de una fuerte actividad a otros en que casi dejo de funcionar, dentro de una tendencia continuada a su declive total. Este fue el hecho de más relevancia en  la evolución de la población. En este capítulo se estudia la evolución de R.F. y su incidencia en la población de  l'Alcora.
Al estudiar la historia de la R.F., hay que considerar la abundante información documental existente entre la épocas en que la R.F perteneció al Conde de Aranda o al Duque de Híjar , y la casi inexistente a partir de 1851 fecha en que fue arrendada a los hermanos Girona.
Cavanilles en su “Observaciones sobre la historia natural, del reyno de Valencia” [5] comenta sobre la R.F “Docientos años hace contaba esta villa 300 vecinos; adelanto muy poco hasta 1718, y entonces empezó a notarse el aumento que ha continuado siempre, hasta formar hoy 1.200 vecinos. Aunque la agricultura ha hecho progresos conocidos, no es ella la verdadera causa del aumento y riqueza de la Alcora; fábricas de loza y porcelana le han dado nueva vida, han multiplicado el numerario, y mantienen una porción crecida del pueblo. Mas de 300 hombres se emplean en labores y en preparar leña y como unos 60 se mantienen traginando y vendiendo obra por España”.
Ximo Todoli [16] estima para el año 1.800 según el inventario de ese año la cantidad  de 200 empleados, y considera que se había producido un descenso sobre los años precedentes, también comenta la falta de datos existentes durante el primer cuarto del siglo.
Pascual Madoz [10], recogiendo los datos de empleo en 1845, escribe (los operarios son 7 maestros, 136 oficiales, 55, aprendices, y 195 jornaleros) y (multitud de arrieros van a extraerlos de los almacenes y los esportan  a todas las provincias del interior, a la América en grandes remesas y aun al estrangero ). También reseña la cifra de 300 jornaleros para la recolección de leña.
Tanto las cifras de Cavanilles [5] y Madoz [10] han de considerarse con cautela, sobre todo las que da Madoz, [10] este confeccionó su obra basándose en la información suministrada por corresponsales en todo el territorio nacional, es probable que estos exageraran lo que consideraban un gran activo de su tierra, la cifra de 300 jornaleros para la preparación de  leña es improbable, es posible que estos jornaleros realizarán algún jornal esporádico en la preparación de leña, siendo su ,mayor fuente de recursos la agricultura.
Por otra parte partiendo de la cifra de 200 operarios en 1.800, es improbable siguiendo el razonamiento de Ximo Tolodí [16] que en 1.842 la cifra de empleados se situara en los 400 que reseña Madoz, [10] algo si que debió de aumentar, pues a pesar de la difícil situación general en el país durante las primera cuatro décadas del siglo XIX, y la fuerte incidencia de la I Guerra carlista en l'Alcora, la población se incrementó en 900 habitantes entre 1.800 y 1.842.
Debido a las dificultades de comercialización que se produjo por la situación de crisis generalizada en que se encontraba España en las primeras décadas del siglo, la perdida de casi la totalidad de las colonias americanas, y el cierre de las “factorías”  que comercializaban la loza directamente, se incrementó la cantidad de traficantes (arrieros) que vendían la loza directamente a parte de trasportarla, se sabe que parte de la loza que comercializaban la obtenían de los empleados de la fábrica que cobraban parte de sus salarios con “obra”, (según se desprende del modelo de hoja de liquidación y cuenta de los empleados de la fabrica, recogida por Escriva de Romaní en “Historia de la cerámica de Alcora”[7]. Esta práctica era habitual a pesar la prohibición expresa en las Ordenanzas de 1.825.
Los 200 o 250 empleados directos en la fábrica generaba una considerable cantidad de empleo a su servicio, por una parte el personal directivo y los maestros artesanos, con unos ingresos importantes, disponían de criados y sobre todo de personal femenino al servicio de sus casas, a parte el personal de la fabrica consumía una importante cantidad de productos producidos por los agricultores locales, los empleado obtenían unos ingresos regulares generando una importante actividad comercial.
De los 5.109 habitantes reseñados por Madoz [10] en 1.842, mas de una tercera parte dependía directa o indirectamente de la fábrica, la cantidad absoluta de empleados se debió de incrementar al menos proporcionalmente al aumento de población, sobre todo al mejorar la situación general al termino de la I Guerra Carlista.
En cuanto a la evolución técnica de la R.F., según Ximo Todolí [16], tenemos constancia de la introducción de la estampación en 1.819 una de las técnicas de decoración cerámica más novedosa y revolucionarias de la época, se siguió produciendo una gran cantidad de piezas con “tierra de pipa”  y se continuaron los esfuerzos para conseguir la porcelana.
En 1.827, según reseña Escriva de Romaní, [7] la R. F. del XII duque de Híjar obtuvo la medalla de oro en la exposición de industria española concedida por la calidad de su producción. A partir de esta fecha, la calidad se deterioró significativamente, el administrador del duque en Valencia, Pablo de Aguilera, en 1.843, requerido por el duque, hizo responsable de los desperfectos detectados en sus talleres al director saliente Escura, [7] aunque  el deterioro de la calidad se debía a la  precaria situación que había atravesado la localidad, durante la I Guerra Carlista.
En 1.842 según Escrivá de Romani [7] D. Pablo de Aguilera, se puso en contacto con D. Ramón y D. Matías Girona para arrendarles la R.F., lo que no se llevo a efecto hasta el año 1.851, durante los años que median desde el inicio de contactos y el arrendamiento, la documentación existente da constancia de un deterioro general en la misma, tanto en el plano artístico como técnico y comercial.
Tras el arriendo, las relaciones entre los hermanos Girona pasaron por una situación de enfrentamiento, el 12-07-1.853 Matías Girona, según consta en una escritura de afianzamiento realizada ante el notario de Alcora Francisco Salvia, demanda a su hermano Ramón por una deuda de 6.000 reales, teniéndole que afianzar Vicente Garcés (Maestro de loza fina), para evitar que fuera embargada la R.F., con fecha 29-08-1.853 consta un convenio de partes, en la que se llega a un acuerdo entre los dos hermanos sobre la comercialización y funcionamiento de la R.F., quedando a cuenta de Matías la comercialización y de Ramón el funcionamiento de la fábrica.
Los Girona, en esta época fueron capaces de comercializar directamente toda la producción de la fábrica, pues aun arrendaron la producción de otra fábrica existente en l'Alcora, propiedad de Pedro Juan Pallarés.
La capacidad para comercializar la loza por parte de los hermanos Girona, acabó con las ventas a través de arrieros y los pagos a los trabajadores con obra, esto que para la economía de la R.F. fue beneficioso, representó la ruina de los arrieros, en los protocolos notariales estudiados se observa  que están pasando dificultades, pues venden mas que compran, siendo los primeros demandantes de crédito a través de las “ventas a carta de gracia”.
En la ruina de los arrieros, también fue relevante el desarrollo del ferrocarril, que empezó a funcionar de forma más o menos regular a mediados de siglo, así como la construcción de carreteras que permitían el transporte de la loza con carros. 
En cuanto a la evolución técnica la época de los Girona, según el estudio de los “testars” (depósitos donde se tiraba la cerámica rota en el proceso de fabricación), realizado por Teresa Artero Gonell, [1] fue evolucionando hacia procesos más automáticos, dando preferencia a la estampación, empleando planchas calco-gráficas comunes a otras factorías, con el fin de conseguir un producto más asequible, aunque con buen aspecto y de calidad.
En cuanto a la calidad de las pastas según Escrivá de Romaní,[7] sufrieron un gran deterioro, “las piezas se moldeaban en un barro amarillento y más claro que aquel tono amarillo oscuro que aparece en los desconchados de algunas de las piezas de los buenos tiempos”, se abandonó la fabricación en “tierra de pipa” y la experimentación sobre porcelana.
Esta nueva situación, significó un cambio substancial en la estructura del personal de la fábrica, donde los maestros, así como aprendices y oficiales perdieron importancia, bajando el estatus del personal empleado, así como su número.
En 1.858 la R.F. pasa a ser propiedad de los hermanos Girona, según Escrivá de Romaní [7] “que llenos de buenos deseos quieren e intentan hacer renacer aquella industria,” Escrivá de Romaní [7] señala que la principal dificultad que encontraron los Girona, “fue un largo y costoso pleito que con la Beneficencia valenciana sostuvieron, a causa de un censo benéfico que fundo la Casa de Aranda”.
El deterioro general en la fábrica y de la calidad de sus productos fue constante, a esto no debió ser ajena la resistencia de sus empleados a adaptarse a las exigencias de los nuevos planteamientos comerciales e industriales que intentaron implantar los Girona. La conversión de la antigua manufactura en una  moderna fábrica  fue imposible.
Dentro de las causas del deterioro sufrido por la RF. a partir de la adquisición por los Girona, fue determinante la situación general de España en la época, con una crisis económica y financiera en 1.866, el destronamiento de Isabel II en 1.868, y los avatares del sexenio revolucionario, con la III  Guerra Carlista. Hay que tener en cuenta que durante la guerra, l'Alcora estuvo el mayor tiempo ocupada por las fracciones carlistas, con importantes acciones en sus inmediaciones, esto imposibilitó mantener la fábrica en funcionamiento normal durante los años comprendidos entre 1.871 y 1.874.
Con posterioridad sabemos que la fábrica pasa a ser propiedad de Daniel Girona probablemente hijo de Ramón Girona, la evolución de la R.F., estaba avocada a la ruina total, hasta que “D, Cristóbal Aicar se apropio de la R.F., después de un largo proceso judicial” según relata Eladi Grangel [8].
Escriva de Romaní [7] termina la referencia al periodo de los Girona con el siguiente párrafo “Emigraron también los Girona, a quienes desgracias de familia perturbaron, sucediéndoles en 1895 D. Cristóbal Aicart.”
La familia Aicart intento hacer rentable la R.F., se imprimó un catalogo en 1910, pero los niveles de empleo de mediados de siglo no se volvieron a alcanzar.
A finales de siglo la población que dependía de la R.F., que a mediados de siglo alcanzaba a un tercio de la población paso a ser insignificante, la mayor disminución se produjo entre los años 1860 a 1875, coincidiendo con el Sexenio Revolucionario y la III Guerra Carlista, periodo que coincidió con el mayor  fuerte descenso de población.

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